Para algunas personas, el amor es sinónimo de felicidad y una de las cosas más bellas de la vida. Pero para otros, solo pensar en ello es motivo para estar aterrorizados. Se llama filofobia, el miedo al amor o la conexión emocional con alguien.
El problema puede y debe resolverse. De lo contrario, puede afectar significativamente la vida ya que causa temor y aprensión constantes, interfiriendo incluso en momentos simples de la vida cotidiana.
Síntomas principales
Los síntomas de la filofobia varían para cada persona. Pueden ser reacciones emocionales o físicas. Entre los más comunes se encuentran los latidos cardíacos rápidos, sentimientos de miedo intenso o pánico, sudoración excesiva, dificultad para respirar e incluso náuseas.
Muchas personas confunden la filofobia con el trastorno de ansiedad social. Son cosas diferentes, aunque pueden existir juntas. El trastorno causa miedo extremo en situaciones sociales, pero abarca una variedad de contextos, mientras que la filofobia está más relacionada con el enamoramiento.
Según los estudiosos, es más común para las personas que han experimentado un trauma antes, ya sea en las relaciones o incluso en el abandono infantil. Esto crea el temor de que las situaciones se repitan. También puede estar genéticamente relacionado o incluso desarrollarse debido a cambios en la función cerebral. Pero cuanto más se evita, más aumenta este miedo.
Diagnóstico y tratamiento
Apenas un médico le dará un diagnóstico oficial de filofobia. Pero si el miedo te paraliza o te hiere, es importante buscar ayuda psicológica. Se evaluarán los síntomas y la historia personal y social.
Las opciones de tratamiento son: terapia (para identificar y cambiar pensamientos negativos, creencias y reacciones a la fuente de fobia), medicamentos (antidepresivos o ansiolíticos en combinación con terapia), cambios en el estilo de vida (ejercicio, técnicas de relajación y más) , o una combinación de todo eso.
Si no se trata, la filofobia puede aumentar el riesgo de complicaciones, incluidos el aislamiento social, los trastornos de depresión y ansiedad, el abuso de drogas y alcohol y, en casos más graves, incluso conducir al suicidio. Por lo tanto, buscar ayuda lo antes posible es fundamental.