Buenas noticias para excursionistas y corredores ligeros. Una encuesta publicada en la reunión anual de la Sociedad Europea de Cardiología en Dublín, Irlanda, dice que aquellos que corren de una a dos horas y media a la semana y moderadamente, pueden reducir las posibilidades de muerte hasta en un 44%. Según la encuesta, la práctica aumenta la esperanza de vida de los hombres hasta en 6,2 años y en 5,6 años para las mujeres.
Este es uno de los resultados señalados por una investigación que se inició en 1976 en el Hospital Universitario Bispedjerg, en Dinamarca, dirigida por el cardiólogo jefe del Heart Study de la ciudad de Copenhague, Peter Schnohr.
En esta investigación, 20 mil hombres y mujeres de entre 20 y 93 años de la capital, Copenhague, fueron sometidos a una serie de estudios y evaluaciones que tenían como objetivo ayudar en la investigación y prevención de enfermedades cardiovasculares.
Entre 1976 y 2003, todos los participantes de la encuesta completaron cuestionarios que abordaban, entre otras cosas, la frecuencia y el ritmo con el que practicaban actividades como correr, que podían responderse como lento, medio o rápido.
En este grupo se siguió durante años a 1116 hombres y 762 mujeres corredoras y se comparó su información con la de otras personas que participaron en la investigación pero que no solían correr.
Dichos datos fueron recolectados en cuatro períodos diferentes: entre 1976 y 1978, 1981 y 1983, 1991 y 1194 y 2001 y 2003. Durante este período murieron 10158 personas que no practicaban carrera, mientras que entre las que practicaban la actividad, el número de muertos era de 122. A partir de ahí, los expertos concluyeron que el hábito de correr aumentaba la longevidad entre hombres y mujeres, especialmente entre quienes practicaban de una a dos horas y media de carrera a la semana, dividida en tres sesiones ya ritmo lento o moderado.
Según los investigadores, este ritmo se define cuando la persona camina a paso rápido, pero no hasta el punto de quedarse sin aliento. Entre las personas analizadas, las que corrían o practicaban ejercicios más frecuentes e intensos no demostraron resultados tan positivos como las que corrían a paso moderado.
Esta teoría anuló todas las demás que afirmaban que la práctica de correr o caminar podría ser perjudicial para la salud. Por el contrario, la investigación ha confirmado que, además de aumentar la esperanza de vida, correr también puede mejorar la absorción de oxígeno del cuerpo, aumentar la sensibilidad a la insulina, prevenir la obesidad, reducir la presión arterial y mejorar la función cardíaca y respiratoria. Para Peter Schnohr, responsable de la investigación, correr en la calle tiene el poder incluso de mejorar el bienestar de las personas, ya que cuando están corriendo pueden interactuar con otras personas.
Muchas personas, especialmente los principiantes, no tienen la resistencia física para correr durante mucho tiempo, en este sentido, la indicación de caminar a un ritmo rápido, así como las carreras moderadas pueden ser una gran opción para abandonar el estilo de vida sedentario e invertir en una vida más sana.
Ya sea solo o con alguien, lo importante es saber que nunca es tarde para empezar. Después de todo, no necesitas perseguir el tiempo perdido, puedes hacerlo.
Si aún no eres practicante, recuerda que contar con el seguimiento inicial de un profesional que pueda brindar información y aclarar dudas, realizar exámenes cardíacos y elegir el calzado y la indumentaria ideal puede garantizar mejores resultados en la práctica de cualquier ejercicio físico.